- Las posibilidades de un eunuco
- Jason Goodwin publica 'El árbol de los jenízaros', 'thriller' histórico sobre un turco castrado que ha cautivado a la crítica internacional
- El País, 2007-04-04 # Jacinto Antón · Barcelona
Yashim, alias “Lala”, "el guardián", una especie de cruce entre mayordomo, ama de llaves, niñera y jefe de seguridad al servicio de la corte otomana, es el protagonista de “El árbol de los jenízaros” (Seix Barral), del británico Jason Goodwin, un “thriller” histórico que ha despertado enorme entusiasmo entre la crítica internacional. La originalidad del personaje, que se mueve en la convulsa y cambiante Estambul de los años treinta del siglo XIX, radica en que es un eunuco, un hombre castrado. El morbo que provoca en el lector su estado, su libre acceso al harén del sultán Mahmut II y su vida sentimental se suman a una intriga muy lograda y una extraordinaria ambientación histórica a la que no es ajena la formación académica de Goodwin, que estudió historia bizantina en
La novela, llena de datos interesantes (por ejemplo que el sultán Osmán fue ejecutado en 1618 comprimiéndole los testículos, que ya es daño) y provista de un sutil sentido del humor, reivindica la denostada figura del eunuco y también la del "feroz" turco. "Me interesaba la figura de ese otro que es el turco, normalizarla y romper con los arquetipos y clichés que ha forjado la tradición occidental, lo del enfermo de Europa, las atrocidades, la crueldad, el erotismo", explica Jason Goodwin, un hombre joven y atractivo con una contagiosa sonrisa. "He estudiado mucho la atmósfera, el detalle, y he depurado mucha información para que el lector se sienta físicamente en
En la novela es patente la fascinación que ejercen sobre su autor los orgullosos jenízaros, la élite del Ejército turco, caídos en desgracia y eliminados poco antes de las fechas del relato en una verdadera “noche de los cuchillos largos” en versión alfanje y turbante. De hecho, la intriga se centra en una serie de macabros asesinatos en el marco de una venganza por el aplastamiento por parte del sultán de los jenízaros como fuerza militar. "Eran un tremendo instrumento bélico, y fue gracias a ellos que los sultanes conquistaron su imperio, pero se convirtieron en un elemento de inestabilidad interna".
Sobre el harén imperial, en el palacio de Topkapi, Goodwin advierte contra la romántica imagen de exotismo, lánguida depravación y vicio que esa institución ha dibujado en la imaginación occidental. "Era simplemente una máquina de fabricar sultanes", dice, y añade con un guiño: "Aunque sin duda muy bien lubricada".
La condición de eunuco de Yashim insufla tensión y misterio sexual en la novela. "Ésa es la idea, se van revelando progresivamente detalles del personaje, físicos y emocionales". La aristócrata rusa que tiene una aventura con él no parece descontenta, ¿eh? "Así es". Yashim no ha perdido todos sus poderes, no es, por decirlo à
1 comment:
Eres un fascista traidor. Esta bitácora tendría que ser en la lengua pura de la raza vasca.
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